lunes, 25 de junio de 2018

PACTO DE DIOSES


Perdida mi estancia de tardes tranquilas,
de campanas bruñidas para algún domingo
que anuncia boda o un largo viaje, 
aguardo ahora nuevos otoños 
nutridos de lejanos vientos 
y de insectos que asedian amistosos
recorriendo mi caverna 
de frescos glosarios
y de fermentos de certidumbres y misterio.












Se acerca al umbral de mi madriguera
esperando que sus dioses y los míos puedan, por fin,
hablar el mismo lenguaje.
Entonces quedan por el suelo esparcidos 
mis viejos blasones, banderas desteñidas,
oxidadas armaduras
y el manual de uso militar
pegadas sus hojas de olvidados sudores.

En copas de líquido cárdeno
ella y yo brindamos
sin preocupaciones de vecindarios grises
o de rutinas permanentes
ni siquiera de estrellas que ya nadie pone nombres.
Sólo estableciendo en esta noche nueva
que somos dos 
adueñándonos de un mismo verbo
y olvidando el tiempo de los secretos
habitados en el baúl de soledades.

Vicente Corrotea