viernes, 27 de noviembre de 2020

EL DIA MENOS PENSADO

Suena mi radio-reloj dejándome con buena música que ahora me resulta indiferente. Me levanto sin darle ni un segundo de tiempo más al sueño. Caramba, anoche no dejé mi ropa lista. ¿Qué color de ropa me toca? ¿Hoy es par o impar? No puedo encender la luz de mi closet porque mi mujer duerme hacia acá. ¡Se cayeron los diez mejores pantalones, y el tiempo va pasando justo ahora que debo ayudar a recibir a la delegación! ¡Diantre, esta camisa "no le hace" al traje y quiero saber qué corbata le viene! Mi mujer se da una vuelta en la cama y casi se despierta. Efraín me dijo un día que siempre le preparaban su desayuno cada mañana que trabajaba. Si no tomo mi colación ganaré un poco de tiempo. Caramba, la ropa de ayer no la puse en el tacho de ropa sucia y debo hacerlo. Camino con pantuflas para no meter bulla, pero no encuentro mis zapatos. Suena el teléfono y corro. Llamada equivocada. "¿Eres tú, Manuel?" Y le digo en silencio ¿Por Dios, quién puede ser, mujer? Y se vuelve a quedar dormida. Por fin, aseo dental y me voy. La corbata no es la elegida pero los más jóvenes de la filial no les importan esos detalles. Lo importante es que la reunión se hará en otros salones y debo llevar los acuerdos para ser estudiados
firmados. Por fin llevo todo.


Linda la calle. ¡Qué hermoso día! Ma hacía falta.
Mierda, no llevo el móvil y es en la otra cartera donde llevo los documentos. Regreso. Cambio de maletín, y de pañuelo porque visto ropa azul. Aquí está el teléfono.

El coche no estuvo entre los primeros ni en los segundos en la lista de prioridades. Pero el Metro me ayuda mucho. Bajo del taxi para subir al Metro. Mierda, está cerrado. No puede ser. "Guardia, el Metro abre a las 6:00 de la mañana y son las 7:10". El tipo me mira y me dice con voz imperativa: "Señor, el Metro abrirá a las 8:00 de la mañana porque hoy es día domingo".

Vicente Corrotea