domingo, 30 de mayo de 2021

NUESTRO TIEMPO

 La gente dice que le falta tiempo para "hacer todo lo que necesita"

Pero el tiempo es algo que todos tenemos y que a veces desperdiciamos. 


Vicente Corrotea 



domingo, 9 de mayo de 2021

MIS OJOS

Confieso sentir una grata pertenencia: Mis ojos, y lo digo modestamente. Como muchas o todas las personas realizo actividades ayudado por este órgano maravilloso de la visión.

Sé que el tiempo le va restando tonos a la vida, como a una fotografía, hasta llegar algo así como al sepia. A veces ya no se quiere mirar. "Yo duermo en el Metro porque no miro afuera ni miro a la gente que entra y sale. Me aburren", me dijo un pasajero. También he dormido en el Metro, especialmente cuando ha faltado alguien y he trabajado dos turnos seguidos. 

Lo que simplemente quiero decir es que mi mirada o mi yo interior, sigue intacto no sólo para apreciar el sol o el atardecer, las casas del vecindario y las personas que saludo, los árboles y los jardines, las estaciones, mi propia casa, mis perritas. Como también cosas más pequeñas como estos papeles, antes cuadernos, que no logro ordenar, o mi ropa que lavo y que al final logro acomodar con dedicación cada pieza en su lugar. Todo eso me gusta como una vivencia grata y responsable, como estar donde uno debe estar, ayudado de los ojos, esos que mi madre me enseñó a tratarlos como uno de los mejores regalos de Dios. Mi mamá Mercedes, a quien le mando un beso desde este planeta cargado de virus. Fue ella quien me inspiró el afán de trabajar por un mundo de equidad y belleza.

En tu día, mamá.

Vicente Corrotea

viernes, 30 de abril de 2021

COLONIZACION

Si tu nieto adolescente pregunta porqué mantenemos una sociedad tan injusta, dile que han colonizado nuestra conciencia y que él debe reconquistarla junto con otros.
Así podrá imaginar, pensar y construir otro tipo de convivencia.
Tendrás un nieto feliz y nosotros también.

Vicente Corrotea

martes, 30 de marzo de 2021

ELLA

La primera vez que vi sus ojos
me sentí arrebatado
desde el inmenso cosmos
hasta la oscura habitación de las lombrices.
Nuestro glosario para comunicarnos 
eran sólo su mirada y unas cuantas palabras mías.









Los recuerdos se van esparciendo como las hojas
y las palabras que nos dijimos
deben tener otro sentido.
Después de aquellas tardes que huyeron con el estío
y con el sol que lidiaba con esos ojos
ella no es la misma,
como no tienen el mismo nombre
esos pequeños caminos recorridos.

Pero todavía ella y su mirada breve y eterna
alimenta los veranos de un nuevo calendario.

Vicente Corrotea

viernes, 12 de marzo de 2021

SÓLO 45 MINUTOS

 

Para los más jóvenes de tu familia


Hola: Ojalá puedas elegir 45 minutos manteniendo tu teléfono móvil (celular) apagado no cerca de ti. Sólo 45 minutos al día. En ese tiempo procura estar relajado, cómodo, respirando profundamente para comenzar a leer el libro que te gusta o el que tienes a mano. 

Al cabo de unos días sentirás que has comenzado a enriquecer tu lenguaje y tus ideas, desarrollando mayor asertividad para comunicarte con los demás. Consulta con tu maestro y probablemente te dirá que es cierto.



Y si sigues leyendo diariamente comprobarás que eres más feliz que antes, con una entretención grata y fascinante que te hará crecer más aún.

Te lo prometo.

Vicente Corrotea


domingo, 7 de marzo de 2021

DECLARACION


Un pequeño poema dedicado a la mujer que amo

y a las que me unen lazos de afectos 

y admiración de mi parte desde este blog.


Mi provisión de leña es suficiente

llegada la tarde, amor,

mientras conservo en mi ánfora

el vino para la fiesta.


Te diré que te prefiero como eres:

sencilla y obstinada como geranio, 

orgullosa como el sur verde y florido,

sedienta de vida profunda,

tallada por vientos necesarios,

desenterrando esperanzas

en la oscuridad de la tierra gastada

y plantando brotes de futuro.

Te prefiero distante para desearte

y cercana como la noche.


Te quiero porque me aceptas

con este fervor que aún me queda,

con estas cicatrices que se mantienen,

huellas de intemperancias y fracasos

de sombras y soledades.

 

Te prefiero, en fin, porque no pides más

de lo que mi alforja contiene.


Vicente Corrotea


martes, 16 de febrero de 2021

SER VIEJO

Esto lo escuché de un señor de 105 años.

"¿Quiere saber desde cuándo seré un viejo?
Desde el momento en que deje de ser curioso"

Esta historia es real como otras. La persona que menciono me contó un suceso sencillo en un paseo -que solía hacer todos los días- y que yo he resumido en esas dos frases. Escuchó a una pareja de ancianos en que ella invitaba a su marido a continuar  caminando y mirar la gente que pasaba. El se opuso diciéndole que conocía todo lo que veía de lo cual estaba ya aburrido.

Ella le replicó que los escolares aunque fueran a veces ruidosos y faltos de respeto a ella le gustaba mirarlos porque le recordaban a sus hijos en esa edad, que observaba los bancos en que descansaban a menudo, al césped que de tanto ser pisado terminaba dejando que la tierra fuera torturada por el sol, que le gustaba bajar a la estación del Metro porque era fresca y la gente siempre iba y regresaba y descubría, viendo sus rostros, su carga de preocupaciones o la alegría de volver a casa. El hombre la encaró diciendo a su mujer que era una curiosa sin remedio. Ella, enfadada, respondió: "Es cierto, soy curiosa y me gusta observar todo, pero tú te has convertido en un viejo".

Vicente Corrotea

miércoles, 10 de febrero de 2021

EL AVION

 Hace unas semanas me sentí atacado por una avión aunque no sabía si tenía intención de dañarme o no. Pasó rosando una oreja. Bueno, sí, estoy exagerando. La verdad es que estábamos en la etapa uno de nuestro encierro por la pandemia que respetamos rigurosamente y, de acuerdo con mi señora, salí de compras. La tarde estaba tranquila y de pocos peatones. Sentí por mis piernas lo mismo que cuando niño, una especie de cosquilleo que me impulsaba a realizar algo en la calle, en este caso recoger el avión de papel. Fue entonces que recordé la enseñanza de mi madre a no recoger ningún papel tirado en el suelo, pero también tuve un grato recuerdo de haber sido feliz jugando a los aviones de papel que volaban cada vez más lejos a un escurridizo aeropuerto. Me detuve un rato para mirar hacia los edificios y hacia el cielo del atardecer, pero no se avizoraba ningún hangar de donde hubiese partido el avión, y lo recogí del suelo. En su vientre marcado por la geometría del pliegue del papel se podía ver una letra S que podría ser un mensaje y lo era. Decía "Soy Mario. Llámame al +56 9... Lo primero que pensé en que era una broma. Mientras regresaba iba tratando, sin embargo, de saber cómo sería Mario. Lo primero que se ocurrió es que era un solitario en busca de compañía y tal vez de compasión, tendría una buena licorera y preparaba buenos emparedados. También podría ser una persona no confiable hasta peligrosa. Al final apuré el paso para conversar con mi mujer sobre el asunto.



"Parece que te encontraste con un amigo" me dijo al llegar. "No todavía" fue mi respuesta. Le conté mi pequeña historia. "Tú eres de buen trato y sabrás reconocer de quien se trata escuchándolo", lo que encontré razonable y lo llamé. "Mario, encontré tu número telefónico en un papel volador" Nos saludamos y expusimos algo de nuestras identidades. Aclaró que estaba algo avergonzado por la ocurrencia pero que el encierro lo había motivado. Nos dijimos a qué nos dedicábamos, nos dimos nuestras direcciones y fijamos una fecha para visitarnos. 

Llegué a su departamento con un libro de regalo. Era un lugar acogedor, muy cómodo y lucía tener todo lo necesario y no más. Ellos eran Mario y esposa y dos hijos jóvenes, ella y él. Fue una cena muy agradable y compartida. Evitamos algunos temas en la conversación pero de nuestras razones expuestas asomaba la ubicación de nuestras ideas. Se rio aseverando de que nunca había tenido la idea de lanzar un avión de papel al aire y menos con una invitación. Al cabo de una hora ya nos sentíamos amigos de confianza y decoro. Nos paramos para mi retiro afirmando que había entrado aire fresco a su casa por lo que se sentía muy contento. 

Nos escuchamos seguido por teléfono. Para dentro de dos semanas quedó propuesto el segundo encuentro en nuestra casa. 

Vicente Corrotea


domingo, 17 de enero de 2021

TUS PIES

Me gusta mirar tus pies y besarlos
y descubrir cómo escriben caminos
superando anejos itinerarios.

Me gustan tus pies humildes
cuando se detienen en cada árbol saludando 
la carga de vida que sostienen
aventando alegre las hojas dormidas.














Me gustan cuando la tierra sonríe
al sentirse por tu rastro acariciada
por tu marcha encantada
que busca mi compañía,
y creamos armonías, compases
y bailes entre la gente.

Me gustan tus pies porque nunca
se han separados de los míos
en esta peregrinación que es más nutrida
desde los años en que nos propusimos 
andar la vida juntos.

Vicente Corrotea
Fotografía tomada de Google

martes, 29 de diciembre de 2020

LA INTERNET Y EL PERDON



La internet y su red comunicacional es mejor que nosotros pues cuando cometemos un error podemos borrar lo que hicimos mal.

Sin embargo, muchas veces no somos capaces de perdonar ni siquiera esbozando una sonrisa de disculpa si alguien se ha equivocado con nosotros, y si nosotros hemos fallado o nos hemos confundido es probable que nos cueste perdonarnos.


Este nuevo año, y los que vienen, ocúpate de verdad de renovarte perdonando a los demás y a ti mismo. Pero recuerda: El perdón es real o completo si vuelves a confiar en la otra persona.

Vicente Corrotea
Fotografías tomadas de Google
 

lunes, 21 de diciembre de 2020

ELLA YA NO ESTA

Han pasado algunas navidades desde ese día que se marchó.
Tuvo una larga vida llena de luz y preocupaciones
por las muchas personas que eran su familia.    
Yo fui alguien que no la visité a menudo y siento mis olvidos.
Ojalá me haya disculpado. Ella fue mi suegra Zunilda.
Hoy la recuerdo con este poema 
en estas fiestas que no son completas porque ella falta.


Cae mi pena
como lluvia en calle olvidada,
como perritos abandonados
y llegan los recuerdos
luminoso y grises  
para decir que un fuego se apagó   
después de un largo camino     
que recorrió más de un siglo
y gloriosa vaya a ser su estación de silencios
o de los trinos de aves hermosas
o de un coro de ángeles 
de esos que hablan algunos mayores.
¿Quién sabe a qué lugar se llega?

Es cierto que era una luz,
que se iba apagando
tal como se apagarán las luces 
de nuestras antorchas,
tal como duele
no saber mantenerla encendida 
como a un sol que duró un siglo
y nunca languideció.
 
Es cierto,  ya no está,
aunque camine entre nosotros
y su bendición nos acompañe,
ella ya no está.

Vicente Corrotea

martes, 15 de diciembre de 2020

SUEÑOS DE NAVIDAD

 En esta Navidad quiero hacer lo posible por soñarme bebé y embriagarme con la leche de mi madre y quedar rendido bajo dos planetas generosos que no les gusta escucharme.

Quiero sentirme niño para recordar las enseñanzas de mi madre que yo solía escuchar atento, que el mundo es el mejor lugar para vivir y crecer pero que algunas personas le hacen grandes daños por lo que, cuando fuera  grande, debía cuidarlo y protegerlo. Me decía que en nuestra plaza habían arrancados los antiguos árboles, los que se llevaron para siempre la sombra y el fresco de la tarde que unía a los niños y sus papás.

Descubrí siendo niño que en los papeles había una serie de signos. La silla alta que yo usaba para comer la usó mi madre para enseñarme a resolver el misterio en los papeles que, en realidad, eran diarios, revistas y libros. Aprendí que a uno especialmente le llamaba silabario. Fue increíble. Conocí que las claves desconocidas eran letras y números con los cuales, ella me decía, yo llegaría a comunicarme mejor conmigo y después con todos los que quisiera. Así fui aprendiendo a leer y escribir palabras como mamá, pan, perro, casa, calle, flores, agua, piedra, libros, sol, pero también dolor, ausencias, penas, consuelo. Me enseñó a escribir Dios con mayúscula.

Sólo me queda mi calidoscopio como testimonio de mi lejana infancia. Buscando un lugar nos confabulamos, él para recibir mi ternura y yo para ver conmovido un millón de breves firmamentos.

Pero mamá sufrió mucho y yo me daba cuenta, más aún, también me angustiaba con ella. No obstante, creo que eso no se debe mencionar en un tiempo de alegría navideña, como ahora, y más cuando a mis años ha quedado en el camino parte de mi fe y toda mi inocencia.

Vicente Corrotea

Fotografía tomada de Google

viernes, 11 de diciembre de 2020

MIS DIAS


Puedo confesar 
que no obstante cada día de mis años
ha tenido sus dificultades 
en la marcha de mi existencia,
ya sea luminosa o gris,
siempre he sido favorecido
por momentos felices.


Vicente Corrotea

viernes, 4 de diciembre de 2020

NO CIERRA MI PUERTA

 Ya no cierra bien la puerta de mi casa, por lo que entra el aroma de los asados, los chismes del barrio, la risa de los chiquillos, el ladrido de los perros, el suave roce de las hojas que danzan.

Ya no cierra mi puerta y casi no me molesta. Basta un simple golpe de aviso para que entre quien quiera. "Te esperaba", le digo a un vecino que no haya qué hacer con su vida de viudo. "La Anita era mi sol. Todo lo sabía y todo lo hacía bien. Ella y yo éramos compañeros".



Hasta he extraviado mis llaves pero, ¿sabes?, eso ya no es importante porque espero ver elevarse algunos sueños y que desciendan sobre el jardín de mi casa. O pueda localizar mi bálsamo para aliviar obstinadas heridas de antaño.

Sí, que pase quien quiera. Algunos pretenden traspasar la puerta de la única habitación donde sólo estoy yo cuando quiera. Tengo allí libros, fotos de amores y desamores, recuerdos, olvidos y perdones. Allí no hay calendarios que le den nombre al tiempo ni lo hagan pedazos.

Mantengo mi puerta abierta porque no sé estar solo cuando descubro que mi casa es grande o cuando la siento pequeña. Entonces dejo que mis perritas entren a mi cuarto y nos ponemos a descansar los tres mientras escucho a Gustav Mahler. Mientras tanto nadie toca a mi puerta y se quedan afuera para charlar y disculparse, para entretenerse y compartir sus vidas.

Hace unos días le pedí al ferretero que reparara mi puerta. Me confesó que los vecinos le habían solicitado que dejara la puerta como estaba. Más aún, me dijo que el vecino Ernesto también está intentando dejar su puerta entreabierta y que vendría a visitarme.

En mi barrio muchos vecinos riegan sus jardines y cierran sus puertas y le ponen llave. Los comprendo pero yo quiero vivir con mi puerta entornada.

Vicente Corrotea


viernes, 27 de noviembre de 2020

EL DIA MENOS PENSADO

Suena mi radio-reloj dejándome con buena música que ahora me resulta indiferente. Me levanto sin darle ni un segundo de tiempo más al sueño. Caramba, anoche no dejé mi ropa lista. ¿Qué color de ropa me toca? ¿Hoy es par o impar? No puedo encender la luz de mi closet porque mi mujer duerme hacia acá. ¡Se cayeron los diez mejores pantalones, y el tiempo va pasando justo ahora que debo ayudar a recibir a la delegación! ¡Diantre, esta camisa "no le hace" al traje y quiero saber qué corbata le viene! Mi mujer se da una vuelta en la cama y casi se despierta. Efraín me dijo un día que siempre le preparaban su desayuno cada mañana que trabajaba. Si no tomo mi colación ganaré un poco de tiempo. Caramba, la ropa de ayer no la puse en el tacho de ropa sucia y debo hacerlo. Camino con pantuflas para no meter bulla, pero no encuentro mis zapatos. Suena el teléfono y corro. Llamada equivocada. "¿Eres tú, Manuel?" Y le digo en silencio ¿Por Dios, quién puede ser, mujer? Y se vuelve a quedar dormida. Por fin, aseo dental y me voy. La corbata no es la elegida pero los más jóvenes de la filial no les importan esos detalles. Lo importante es que la reunión se hará en otros salones y debo llevar los acuerdos para ser estudiados
firmados. Por fin llevo todo.


Linda la calle. ¡Qué hermoso día! Ma hacía falta.
Mierda, no llevo el móvil y es en la otra cartera donde llevo los documentos. Regreso. Cambio de maletín, y de pañuelo porque visto ropa azul. Aquí está el teléfono.

El coche no estuvo entre los primeros ni en los segundos en la lista de prioridades. Pero el Metro me ayuda mucho. Bajo del taxi para subir al Metro. Mierda, está cerrado. No puede ser. "Guardia, el Metro abre a las 6:00 de la mañana y son las 7:10". El tipo me mira y me dice con voz imperativa: "Señor, el Metro abrirá a las 8:00 de la mañana porque hoy es día domingo".

Vicente Corrotea