No siento estar ubicado en el grupo de los llamados viejos, nombrado así por cariño o por falta de delicadeza, aunque pasé los 78, sin que se diera cuenta ningún calendario.
No lo puedo negar: Nací en una época tranquila donde hasta las nubes del día y la luna de noche eran elementos transparentes y el aire saludable, mientras el colegio se convertía en un templo casi sagrado donde la palabra, hablada y escrita, era el asiento de los misterios del saber. Luego, debería hablarse y escribirse con absoluta corrección. Era una época de la buena ortografía. Cuánto sufrían mis compañeros que provenían del sector lindante a mi pueblo mientras yo había sido preparado por mi madre desde muy pequeño, por lo que sabía leer y escribir antes de llegar al colegio. Ahora la mala ortografía se considera una moda, un aticismo, una rebelión. ¿Contra qué? No pretendo hilar fino pero creo que atentar contra la ortografía es un modo de corrupción más que de rebeldía. Es como que la falta ortográfica se comparara con la falta a una norma de seguridad en la carretera. Lo que vale decir que cada palabra -que normalmente fue construida durante mucho tiempo- se hizo con un sentido determinado, por lo que debemos respetar su arquitectura, vale decir su hermosura. Su contravención es un envilecimiento que pudiese traernos algunos problemas de comunicación que ya los tenemos, como en muchos discursos de algunos personajes que no dicen nada o que no se les entiende.
No lo puedo negar: Nací en una época tranquila donde hasta las nubes del día y la luna de noche eran elementos transparentes y el aire saludable, mientras el colegio se convertía en un templo casi sagrado donde la palabra, hablada y escrita, era el asiento de los misterios del saber. Luego, debería hablarse y escribirse con absoluta corrección. Era una época de la buena ortografía. Cuánto sufrían mis compañeros que provenían del sector lindante a mi pueblo mientras yo había sido preparado por mi madre desde muy pequeño, por lo que sabía leer y escribir antes de llegar al colegio. Ahora la mala ortografía se considera una moda, un aticismo, una rebelión. ¿Contra qué? No pretendo hilar fino pero creo que atentar contra la ortografía es un modo de corrupción más que de rebeldía. Es como que la falta ortográfica se comparara con la falta a una norma de seguridad en la carretera. Lo que vale decir que cada palabra -que normalmente fue construida durante mucho tiempo- se hizo con un sentido determinado, por lo que debemos respetar su arquitectura, vale decir su hermosura. Su contravención es un envilecimiento que pudiese traernos algunos problemas de comunicación que ya los tenemos, como en muchos discursos de algunos personajes que no dicen nada o que no se les entiende.
Vicente Corrotea
Se es viejo cuándo nada nos sorprende, cuándo no se tienen ilusiones...
ResponderEliminarLos dictados y sus correcciones eran una buena forma para escribir sin faltas ortográficas, aunque había también excepciones, quizás porque no ponían suficiente atención.
Saludos, buena semana
Este domingo 26, ya pasado, mi hija mayor celebró su cumpleaños con nosotros y hermanos y otros familiares. Yo celebré los 40 años de papá. Unos chicos tuvieron acceso a la contraseña y publicaron prematuramente la entrada. No quiero reeditarla en honor a la fecha.
EliminarGracias Verónica. Buen final de mes.
Es tan importante la palabra porque es uno de los pocos medios que tenemos de comunicar, en general. Y los distintos matices de las palabras se corrompen con las faltas o con un vocabulario reducido. La amplitud del lenguaje determina la amplitud de la persona.
ResponderEliminarSaludos,
Hay otro lenguaje, silencioso y muy digno: Es lo que vemos y lo que podemos atesorar con una máquina fotográfica como tú lo haces, y más cuando muestras aquello que no tenemos posibilidad de conocer. Saludos Ignacio.
EliminarNo me considero vieja siño añeja je je
ResponderEliminarTe dire que tenemos que sembrar en niños y jovenes el amor a las letras, especialmente regalandoles buenos libros y siendo nosotros el ejemplo
Cariños
Sí, Abu, el don de la palabra no es un don, es el esfuerzo del que enseña y del interés de quien aprende. Las entradas de los blogs ya son un aporte de muchísima gente.
EliminarAbrazos.
Un gusto conocer tu espacio Vicente.
ResponderEliminarLa vejez creo es un estado mental, hay una edad biológica, una cronológica y otra psicológica, hay jóvenes viejos y viejos jóvenes, no todo pasado fue mejor...lo mejor es Hoy.
Cariños.
Y el tuyo es muy entretenido dejando que se mezcle con otras plumas y emociones. Nos veremos pronto.
Eliminar¡La vejez!... Aquello que tantos tanto le temían y cuando llega se convierta en nuestra amiga.
Abrazos.
Que mas da, ya fuimos jovenes!!
ResponderEliminarBien lo dices, amiga Hortensia.
EliminarOjalá que puedas disfrutar tu primavera sin demasiado frío. Estoy feliz con mi otoño.
Abrazos.
Me ha encantado el tema de tu entrada Vicente, me sorprende y apena que haya personas en las universidades que sigan teniendo faltas de ortografía. No somos viejos, solo un poco mayores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las personas debemos tener el entusiasmo que a los demás los mantenga jóvenes.
EliminarTus fotos me hacen soñar. Están bien escogidas.
Hasta pronto.
Buen post. Muchas gracias por tu visita y comentario en Blog de Ciudadana. Un placer leerte. Saludos
ResponderEliminarIgualmente estoy contento de tener tu blog como uno de mis favoritos.
EliminarAbrazos.