Sin dramas, con la pena que haya pasado tal acontecimiento aunque ya lo esperábamos, se marchó como si una nube se lo hubiera llevado. "Se fue al cielo de los perritos", comentó mi hijo. Y guardó silencio tal vez porque se sintió niño al decirlo y ahora le dolía el corazón de no serlo.
El asunto es que nuestro guardián -Raco- ya estaba muy decaído y mermado su ánimo por lo que llamamos a su médico. "Todavía puede vivir unos cuantos meses si lo sometemos a un cuidado especial en mi clínica. Así se reanimará". Pero Raco, sufriendo con un destino de días de 24 horas dolorosas, sin poder escuchar ni oler, buscando el frescor de nuestras cerámicas para desalentar su fiebre y nosotros sin escuchar sus ladridos cuando alguien regresaba a casa, era todo un suplicio. "Si sigue enfermo le ponemos una inyección para que descanse". había dicho el veterinario. Se retiró prometiendo otra visita en tres días. Pero al día siguiente por la mañana Raco no se levantó. Lo acaricié hasta que mis rodillas me reclamaron. Levemente hizo un movimiento que me pareció a despedida. Ambos nos amábamos y sentíamos el peso enorme de la inevitable separación. "No llores, viejo. La pasé muy bien con ustedes". pareció decirme."¿Y tú te acuerdas el homenaje que hacías cuando me esperabas en el jardín y armabas tu escandalera a mi regreso?".
Fue el 17 de setiembre a las 16:30 horas. En la noche hicimos el entierro del Raco en el jardín de nuestro patio, jardín que estamos remozando. (Todavía llevo una uña oscura por una palada mal dirigida). Hasta ahora no poseía el ánimo de dar esta noticia la que fui aplazando. Nuestro perro fue como lo son nuestras dos perritas, Isadora y Kiki: parte de una familia, ellas siendo sólo caninas y nosotros sólo seres humanos.
Adiós, Raco. Aún te echamos de menos. Agradecemos tu compañía y dedicación.
Vicente Corrotea
El asunto es que nuestro guardián -Raco- ya estaba muy decaído y mermado su ánimo por lo que llamamos a su médico. "Todavía puede vivir unos cuantos meses si lo sometemos a un cuidado especial en mi clínica. Así se reanimará". Pero Raco, sufriendo con un destino de días de 24 horas dolorosas, sin poder escuchar ni oler, buscando el frescor de nuestras cerámicas para desalentar su fiebre y nosotros sin escuchar sus ladridos cuando alguien regresaba a casa, era todo un suplicio. "Si sigue enfermo le ponemos una inyección para que descanse". había dicho el veterinario. Se retiró prometiendo otra visita en tres días. Pero al día siguiente por la mañana Raco no se levantó. Lo acaricié hasta que mis rodillas me reclamaron. Levemente hizo un movimiento que me pareció a despedida. Ambos nos amábamos y sentíamos el peso enorme de la inevitable separación. "No llores, viejo. La pasé muy bien con ustedes". pareció decirme."¿Y tú te acuerdas el homenaje que hacías cuando me esperabas en el jardín y armabas tu escandalera a mi regreso?".
Foto de mi perro Raco
Adiós, Raco. Aún te echamos de menos. Agradecemos tu compañía y dedicación.
Vicente Corrotea
Toda muerte es triste
ResponderEliminarLa muerte se lleva lo que queremos.
y lloramos por nosotros que no lo veremos
La triste realidad
me encantó tu entrada
¿Será por nuestra cultura que la muerte nos provoca tanto dolor? Por ello es que es mejor abrazarnos y gozar pues hay cosas mas crueles que la muerte.
EliminarUn abrazo grande.
Emotivo artículo, Vicente.
ResponderEliminarDos perros entrañables han abandonado a mi familia en circunstancias parecidas, Blanqui y Athos.Ya con los niños convertidos en adultos y fuera de casa, no tenemos con mi esposa la fortaleza de reanudar el normal romance con amigos tan nobles, pero comprendo plenamente tu pena.
Me parece que las personas que no les gustan los perritos ni gatos también se distancian de los seres humanos. Estoy convencido que en blogger nadie le da patadas a estos cuadrúpedos.
EliminarHasta pronto.
No sabes cómo te entiendo. En Julio se fue mi Thor. No sufrió, sólo un par de gestos en las últimas 24 horas, gestos que llevo en mi corazón. Lo mismo que a él. Siempre estará conmigo. Cómo te entiendo.
ResponderEliminarManuela: Tu comentario me llevó a tu blog desde el cual se ve un hermoso mundo, con su propio ángulo lleno de sorpresas.
EliminarNos veremos pronto. Gracias.
Queridos amigos y amigas: Debo hacer una sencilla confesión. Tengo que cuidar de mi salud como todo el mundo. Nada importante salvo mi cansancio que no he podido respetar pues trabajo aún más. Digo ésto pues no he podido escribir ni publicar ni tan solo responder estos comentarios anteriores hasta hoy, por lo que pido disculpas.
ResponderEliminarCuentan con todo mi cariño. Gracias.
Siempre estará en tu corazón.
ResponderEliminarTe dejo un cálido abrazo Vicente y mis mejores deseos para las próximas fiestas.
Gracias por todo lo compartido.
Se borró mi mensaje cuando quise publicarlo.
EliminarEspero que tengas unos días muy felices.
Abrazos.
Son amigos fieles,seres entrañables pero con una vida relativamente corta.El caso es que se les tiene cariño y su partida siempre duele.Lo bonito es conservar los buenos recuerdos de esos momentos felices junto a ellos.
ResponderEliminarUn abrazo,Vicente.
Sin duda, Joaquín, y lo echo de menos todavía cuando llego a casa.
EliminarHasta pronto.
Vine a desearte feliz final de diciembre
ResponderEliminary que la vida te traiga todo lo que quieres escritor poeta
Gracias, amiga linda.
EliminarQue estos días sean intensos y conserves la paz y los afectos.
Abrazos.
Hola Vicente, te dejo un abrazo muy grande, con mis mejores deseos para ti y todos tus seres queridos, en esta Navidad. Deseando que el próximo año, este lleno de bendiciones para cada uno de ustedes.
ResponderEliminarComo el verano que ha comenzado por acá recibe el calor de los afectos de todos los que te queremos y deseamos que seas muy feliz.
EliminarSaludos
ResponderEliminarTriste si y un dejo de pesar invaden cuando se ha vivido perdida de lo querido, asi nuestra mascota y otras familia...
El fin de año no fue generoso conmigo en alegrías, mas pesares...pero a su vez esperanza, pues todos estamos entramados en el gran circulo de la existencia y de lo eterno...
Así esa fe promete el reencuentro.
Te dejo fraternal abrazo.
Disculpa pero no había descubierto tu comentario.
ResponderEliminarMe dejas preocupado. Ojalá que con la marcha de los días las esperanzas hayan crecidos.
También te mando mis abrazos.