Imaginaba cómo sería:
amante, compañera, habilidosa, alegre,
confiada, espontánea.
De algo estaba seguro:
La amaría por toda la vida.
Incendios, sequías, penurias, deterioros,
periplos azarosos, sortilegios adversos...
y seguiría amándola.
Ella llegó
cuando las espigas estaban maduras
y lentamente mi corazón la fue reconociendo
en palabras y silencios,
alejadas de apariencias y extremos,
sus pasos eran de albas y verdes los días.
Así levantamos juntos nuestra bandera.
No evitamos las batallas que da la vida
y aprendimos a fabricar espadas
y las blandimos
defendiéndonos de la algarabía vulgar,
de certidumbres ajenas,
de las luces de los nuevos mercados.
Y fuimos construyendo nuestra patria familiar
uniendo piedras, ladrillos, argamasa,
e hicimos fuego, y fue de calor la casa
y soberanos los proyectos
con tres destinos encomendados
que hicieron leyenda muchas tardes.
Pero sobrevino el invierno
de lluvias nunca anunciadas,
sin el sol se recubrieron de musgos las ternuras,
y dejamos de entonar las mismas canciones.
Solicitado el tiempo sabio
nos devolvió las miradas,
y una ración de inocencia el perdón,
el amor intacto,
las sonrisas y los juegos.
Alejados del propio invierno
aparecieron frotes nuevos
y salimos a las plazas, al teatro,
gritamos nuestros nombres,
comentamos libros,
volvieron los amigos y la esperanza.
En nuestra casa, pintada de blanco y de sol atesoramos
el vino y los renuevos que se asoman
y aguardamos las mañanas y las noches
con los deberes de cada hora,
con los placeres de cada día
en una hiedra de abrazos.
Vicente Corrotea
amante, compañera, habilidosa, alegre,
confiada, espontánea.
De algo estaba seguro:
La amaría por toda la vida.
Incendios, sequías, penurias, deterioros,
periplos azarosos, sortilegios adversos...
y seguiría amándola.
Ella llegó
cuando las espigas estaban maduras
y lentamente mi corazón la fue reconociendo
en palabras y silencios,
alejadas de apariencias y extremos,
sus pasos eran de albas y verdes los días.
Así levantamos juntos nuestra bandera.
No evitamos las batallas que da la vida
y aprendimos a fabricar espadas
y las blandimos
defendiéndonos de la algarabía vulgar,
de certidumbres ajenas,
de las luces de los nuevos mercados.
Y fuimos construyendo nuestra patria familiar
uniendo piedras, ladrillos, argamasa,
e hicimos fuego, y fue de calor la casa
y soberanos los proyectos
con tres destinos encomendados
que hicieron leyenda muchas tardes.
Pero sobrevino el invierno
de lluvias nunca anunciadas,
sin el sol se recubrieron de musgos las ternuras,
la áspera rutina impedía los festejos,
las complacencias se fueron confundiendo
con los deberesy dejamos de entonar las mismas canciones.
Solicitado el tiempo sabio
nos devolvió las miradas,
y una ración de inocencia el perdón,
el amor intacto,
las sonrisas y los juegos.
Alejados del propio invierno
aparecieron frotes nuevos
y salimos a las plazas, al teatro,
gritamos nuestros nombres,
comentamos libros,
volvieron los amigos y la esperanza.
En nuestra casa, pintada de blanco y de sol atesoramos
el vino y los renuevos que se asoman
y aguardamos las mañanas y las noches
con los deberes de cada hora,
con los placeres de cada día
en una hiedra de abrazos.
Vicente Corrotea
Precioso, Vicente, la vida nos trae de todo y uno aprende si o si.
ResponderEliminarSaludos
Es que vivir es complejo saliendo de la matriz. Allí mismo comienzan los problemas y las soluciones.
EliminarHasta la vista, amiga.
Gracias por tu comentario. Hermosa y sencilla descripción de un proyecto común dilatado en el tiempo y atravesado por todo tipo de incidencias pero firme y seguro. Dichoso tú. Un abrazo
ResponderEliminarGracias también por llegar a mi casa. Sí, es nuestra vida en un corto y sencillo poema. Y aún, puedo decirte, con sus cuatro estaciones.
EliminarAbrazos.
Toda una historia de vida
ResponderEliminarhabilmente reseñada
con la sabiduría que dan el paso d elos años
donde lo fundamental es que siempre
ha sido todo superado en haras del buen amor...
lo que convoca y lo que debe permanecer siempre en nuestras vidas
Un abrazo.
Muy hermosas tus palabras, Magdeli. De verdad no he querido sumar nuestros años, pero ambos nos sentimos con la salud que amigos no tienen, y además seguimos trabajando. Lo que agradecemos.
EliminarAbrazos.
Quienes han vivido tanto años , saben con certezas como resolver las pasiones humanas y cuidar el cuerpo que de a poco se deteriora...pero la mente fresca y sobretodo el espíritu fortalecido entregando , donando lo que mejor han aprendido del amor.
Eliminarsaludos
Cuando el amor es verdadero, no importan los años ni las circunstancias, así tomados de la mano se enfrenta la vida y los nuevos sueños. Hermoso lo que escribiste. Saludos.
ResponderEliminar¡Qué grato volver a ver tus letras, amiga Martha, de México, un país que tiene acá muchos admiradores de su música! Ojalá te encuentres bien de salud y con amor del bueno.
ResponderEliminarEspero verte pronto. Abrazos.
Muchas gracias Vicente por regaalarnos esta hermosa historia de amor y de vida. Y como siempre es un placer el leerte. Saludos
ResponderEliminarHola, Bertha: Te pido disculpas por mi atraso en atender tu comentario. Ha sido un buen momento tu par de líneas que me han
Eliminarhecho muy bien. No nos olvidemos. Abrazos.