Si renuncio a los recuerdos de trenes de mi infancia
y a la añoranza de la vieja estación convocante;
Si por capricho rechazo el aroma de jazmines, manzanos
y de la fresca madrugada del verano;
Si reniego de la vida porque el tejido
hecho de sosiego y tiempo me fuera censurado;
Si desprecio mi nobleza y mis sueños en una peregrina noche
y grito en la plaza "no creo en nada, hagan lo que quieran"
y con un golpe de arrogancia destruyo
mis poemas sólo porque son menores;
Si pinto mis rencores en los muros ciudadanos
y al silencio vespertino colmo de miedos y lamentos
olvidando agradecer el fruto de la jornada conseguido
y volviendo hacer las preces sospecho que Dios nunca ha existido;
Si sólo pensara abandonar mi lar de 400 metros cuadrados
para reanimar mis huesos largos y mi angosto discernimiento en puertos lejanos arrimados al calor de historias de amores y de muertes.
Y si vuelvo a imponer preceptos al amor, a los afectos
y a la agitación de la existencia
sin dudas el mundo continuará su necesario lance.
Pero acá, en esta esquina del planeta,
quedaría demostrado que soy un grandísimo estúpido.
Vicente Corrotea
y a la añoranza de la vieja estación convocante;
Si por capricho rechazo el aroma de jazmines, manzanos
y de la fresca madrugada del verano;
Si reniego de la vida porque el tejido
hecho de sosiego y tiempo me fuera censurado;
Si desprecio mi nobleza y mis sueños en una peregrina noche
y grito en la plaza "no creo en nada, hagan lo que quieran"
y con un golpe de arrogancia destruyo
mis poemas sólo porque son menores;
Si pinto mis rencores en los muros ciudadanos
y al silencio vespertino colmo de miedos y lamentos
olvidando agradecer el fruto de la jornada conseguido
y volviendo hacer las preces sospecho que Dios nunca ha existido;
Si sólo pensara abandonar mi lar de 400 metros cuadrados
para reanimar mis huesos largos y mi angosto discernimiento en puertos lejanos arrimados al calor de historias de amores y de muertes.
Y si vuelvo a imponer preceptos al amor, a los afectos
y a la agitación de la existencia
sin dudas el mundo continuará su necesario lance.
Pero acá, en esta esquina del planeta,
quedaría demostrado que soy un grandísimo estúpido.
Vicente Corrotea
Pero no lo eres...
ResponderEliminarAbrazos
Sí, Verónica. En realidad puedo decir que no lo soy.
EliminarGracias.
Queda prohibido renunciar a todo ese patrimonio interior que atrae las mejores emociones.
ResponderEliminarUn abrazo de anís.
Todo lo que hemos aprendido antes es para vivirlo hoy, sin esquivar lo que nos pudiera costar.
EliminarAbrazos.
Lamentablemente son muchos aquellos estúpidos y lo peor, sin facultades de auto-análisis, Vicente.
ResponderEliminarHay de todo, como dice la gente, pero creo que estamos aprendiendo.
EliminarCuídate de los calores de Santiago.
No, eso jamás, sería como arrancar un árbol de raíz... nuestra patrimonio sentimental en tesoro inmemorial.
ResponderEliminarUn abrazo.
De acuerdo, Rafael. Ese patrimonio es propio y de los demás.
EliminarAbrazos.
Es muy sano Vicente, recorrer nuestro interior sin contemplaciones. No siempre se consigue. Menos en forma poética.Ese logro es de pocos y constituye un privilegio.¡Felicitaciones!
ResponderEliminarEs bueno, Esteban, que de vez en cuando nos demos tiempo de recorrer nuestro interior. Estamos muy fascinado por el movimiento exterior, cumplir metas, realizar lo que es nuevo, lo cual está bien. Pero también -creo yo- debemos auscultarnos para ver cómo vamos, a qué somos fieles, indagar si vale pena continuar en lo mismo y, finalmente, hacernos la gran pregunta: ¿Soy feliz? O cuando menos ¿Estoy satisfecho con la vida que llevo?. Con el juego de intenciones del poema de arriba y su esfuerzo de escribirlo pude un poco analizar mi vida.
ResponderEliminarGracias.
¡¡Prohibido renunciar a nada Vicente!! ninguno de nosotros debe hacerlo, aunque siempre hay quien cometa esa estupidez. Sé feliz.
ResponderEliminarUn abrazo.
De verdad, Conchi, no renunciaría a los paseos ni a los viajes a los que tú nos invita.
EliminarGracias.
Queda demostrado que eres un grandísimo poeta. Un saludo.
ResponderEliminarMe gusta que hayas pasado por mi blog, Mara. Yo lo hice con el tuyo. Escribes bien. Es el comienzo de una linda amistad.
EliminarUn abrazo.
Déjame que me cuele aquí mismo para dejar unas palabras como respuesta a las tuyas. El texto que ofreces me parece hermoso, templado y sugestivo. Me gustará seguir leyendo tus cosas y ojalá que a tí también te sigan interesando las mías. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarLa vida se encarga de concatenar hechos y personas, tal como cuando leo tus entradas con el tema de los niños (no fui un niño feliz) y algo fuerte me conmueve, aunque la realidad sea diferente alguna veces a la nuestra. O en tu otro blog comentes libros que escasamente conozco. El regalo que nos damos es que tenemos esta plaza tanto imaginaria como real para vernos, crear y acompañarnos, y mostrar lo que somos y soñamos.
EliminarCuento contigo y con muchos amigos y amigas.