Entró el otoño hace unas semanas -Estoy escribiendo desde el fondo del hemisferio sur- Empieza el frío por las mañanas por lo que he comenzado con el cambio de las ropas, pantuflas, y bajando las estufas para disponerlas mejor. Es un trabajo agradable pues me gusta el orden y disfruto de las pequeñas modificaciones en el hogar. Y también la de las otras, cuando se debe usar la huincha de medir espacios y necesidades como adquirir un mueble que calce en un lugar y se vea bien y sirva fielmente. En eso estaba cuando saltó desde unas cajas gozoso a mis brazos. No dejaba de moverse. Estaba feliz. "Yo te cuidaré" me decía. "Lo pasaremos bien nuevamente. Te lo aseguro". Pero me daba pena. Hemos pasado tantas veladas juntos con uno de mis sweaters regalones que no he querido subestimarlo en los últimos otoños. "Es que estás casi raído y además, ahora, te falta un botón".
Realizo arreglos y otras composturas en casa, contrato a maestros que solucionen algunos. Me acuerdo de mi sweater y lo encuentro allí sobre el contenedor de basura, probablemente lamentando que las cosas buenas se acaben pronto. No me atrevo a darle muerte por asfixia menos aún que todavía mantiene ese color azul especial que tuvo siempre. Para mi mujer estas cuestiones son fáciles y rápidas. Por eso que la admiro y las admiro a todas de verdad. "Esta ropa vieja tiene que irse". Yo estaba mudo ante lo inevitable. Cuando vuelvo al patio mi querido sweater ya no estaba.
Vicente Corrotea
Realizo arreglos y otras composturas en casa, contrato a maestros que solucionen algunos. Me acuerdo de mi sweater y lo encuentro allí sobre el contenedor de basura, probablemente lamentando que las cosas buenas se acaben pronto. No me atrevo a darle muerte por asfixia menos aún que todavía mantiene ese color azul especial que tuvo siempre. Para mi mujer estas cuestiones son fáciles y rápidas. Por eso que la admiro y las admiro a todas de verdad. "Esta ropa vieja tiene que irse". Yo estaba mudo ante lo inevitable. Cuando vuelvo al patio mi querido sweater ya no estaba.
Vicente Corrotea
Me siento identificado, Vicente. Es una verdad irrebatible que ellas son más prácticas.
ResponderEliminarSí. Lo mejor de la evolución son las mujeres, debe por ello que los hombres, al darse cuenta, la habían ubicado en dos o tres escalones más abajo.
EliminarTantos malentendidos, tantas guerras y muertes inocentes y destrucción nos habríamos librados si ellas también hubiesen gobernados.
Abrazos.
Depositamos afectos en las cosas que nos han servido, luego su pérdida es nuestra pérdida, por eso nos volvemos urracas fomentadores de las añoranzas; sobre todo si hay espacio.
ResponderEliminarSaludos,
Tienes razón en lo que dices. Fueron los libros desde niño los que más aprendí a quererlos por su lectura. Con el tiempo he aprendido ha irme desprendiendo de ellos, mas ahora que con mi mujer los dejamos "olvidados" en el Metro o los obsequiamos directamente.
EliminarAbrazos.
En ocasiones hay que dejar ir lo viejo para darle la bienvenida a la nuevo.
ResponderEliminarcon seguridad tendrás otro sweater que compartirá contigo bellas veladas.
abrazos amigo.
Al ir subestimando algunos sweaters, no siento lo que con el de color azul, que cuidaba mucho. Ir dejando lo viejo por lo nuevo, por lo lozano, por las ideas bien pensadas es una obligación nuestra que comparto contigo. Naturalmente hay
Eliminarpersonas, lugares, libros y hasta animalitos que jamás dejaríamos.
Abrazos, Adriana.
Todo tiene su fin...así es la vida
ResponderEliminaraunque podría haberse reutilizado...
generalmente no boto a la basura mis ropas que ya no uso, sino que las regalo , hay gente que igual no tiene suficiente para todo.
saludos.