Sé que andas cerca
aunque no escuche tus pasos.
Te presiento observándome,
dejando sabulosas huellas,
inventando una sombra, persuadiéndome.
Pero yo sé, y tú también lo sabes,
que éste no es tu tiempo
de levantar la guadaña
ni el mío de retirarme o rendirme,
querida muerte.
Aunque sienta tus delgados dedos
sobre mi dorso
o aprietes con tus tenazas mis rodillas,
bebo aún en la copa cárdena de la esperanza
en compañía de amigos y amigas
pues aún vivo para celebrar compartiendo
mi dicha y mis defectos.
O permanezco solo en el sosiego de mi cuarto
con mis libros de pie,
aguardando que los lea o los eche andar de mano en mano,
con mi ordenador a la espera
de una caricia por sus teclas,
sin que alguien tañe campana alguna
anunciando la postrera noche.
Aléjate de mi arroyo que baja imponiendo su rúbrica
entre peñas y viñas.
Aléjate de mi otoño
y de mis brazos ungidos para rodear agradecido
mientras camino por viejos y nuevos senderos.
Y sin disfraces, durante mis jornadas o mis holganzas,
comparto mis frutos madurados.
Vicente Corrotea
aunque no escuche tus pasos.
Te presiento observándome,
dejando sabulosas huellas,
inventando una sombra, persuadiéndome.
Pero yo sé, y tú también lo sabes,
que éste no es tu tiempo
de levantar la guadaña
ni el mío de retirarme o rendirme,
querida muerte.
Aunque sienta tus delgados dedos
sobre mi dorso
o aprietes con tus tenazas mis rodillas,
bebo aún en la copa cárdena de la esperanza
en compañía de amigos y amigas
pues aún vivo para celebrar compartiendo
mi dicha y mis defectos.
O permanezco solo en el sosiego de mi cuarto
con mis libros de pie,
aguardando que los lea o los eche andar de mano en mano,
con mi ordenador a la espera
de una caricia por sus teclas,
sin que alguien tañe campana alguna
anunciando la postrera noche.
Aléjate de mi arroyo que baja imponiendo su rúbrica
entre peñas y viñas.
Aléjate de mi otoño
y de mis brazos ungidos para rodear agradecido
mientras camino por viejos y nuevos senderos.
Y sin disfraces, durante mis jornadas o mis holganzas,
comparto mis frutos madurados.
Vicente Corrotea