No escribimos para que la humanidad nos lea
sino para compartir nuestra propia humanidad,
tal vez herida, incomprendida, lastimada, incompleta
por sueños y realizaciones pendientes,
tal vez lúcida, discernida, madura y profunda,
viviendo con armonía y fortaleza cada día.
Somos hombres y mujeres, creyentes o agnósticos,
siempre respetuosos compartiendo
la punta de nuestras alas
cuando se tocan en vuelos rasantes o elevados.
No importa a que altura lleguemos;
Lo valioso es restaurar en la medida de lo posible
con sencillez, valentía y justicia
esa parte del tejido social y natural de nuestro planeta.
Y podamos revelar con letras
lo que sabemos, deseamos y soñamos
desde el centro de nuestra propia existencia.
Vicente Corrotea
sino para compartir nuestra propia humanidad,
tal vez herida, incomprendida, lastimada, incompleta
por sueños y realizaciones pendientes,
tal vez lúcida, discernida, madura y profunda,
viviendo con armonía y fortaleza cada día.
Somos hombres y mujeres, creyentes o agnósticos,
siempre respetuosos compartiendo
la punta de nuestras alas
cuando se tocan en vuelos rasantes o elevados.
No importa a que altura lleguemos;
Lo valioso es restaurar en la medida de lo posible
con sencillez, valentía y justicia
esa parte del tejido social y natural de nuestro planeta.
Y podamos revelar con letras
lo que sabemos, deseamos y soñamos
desde el centro de nuestra propia existencia.
Vicente Corrotea