Desde hace años realizo con honestidad y diría con valentía, una caminata por mi interior, y no ha sido fácil. Se ha tornado lenta a veces pero también dichosa y venturosa. He tenido que modificar varias veces su ruta y mis metas, y restarle a mi mochila algunas pertenencias, ya no tan importantes como antes, para avanzar más raudo. No es una labor para autoflagelarme ni especular ni mucho menos. Es algo así como subirme a un monte y observar cómo ha sido mi camino y cómo mejorarlo.
Ahora, cumplido los 75, suelo aplicar mi experiencia y mi porción de sabiduría, sintiendo que mi marcha se encuentra en la mitad del camino. Es lo que creo o bien es lo que quiero creer.
Esta es una sencilla reflexión que me ha ocurrido en la víspera del día de mi cumpleaños. Nunca pensé llegar a vivir tal cantidad de años los que agradezco a dios, a la vida, como también a Lucía, mi mujer y compañera en este sendero. Desde luego extiendo mi gratitud a cada uno, a cada una de ustedes pues he sentido una valiosa alianza su compañía y afecto.
Termino contando que mi madre me enseñó esta oración de nuestra Gabriela Mistral. Creo que viene al caso para cualquier persona de buena voluntad.
Himno Cotidiano
En este nuevo día
que me concedes, ¡Oh Señor!,
dame mi parte de alegría
y haz que consiga ser mejor.
Dame Tú el don de la salud,
la fe, el ardor, la intrepidez,
séquito de la juventud;
Y la cosecha de verdad,
la reflexión, la sensatez,
séquito de la ancianidad.
Dicho yo si, al final del día
un odio menos llevo en mí,
si una luz más mis pasos guía
y si un error más yo extinguí.
Y si por la rudeza mía
nadie sus lágrimas vertió,
y si alguien tuvo la alegría
que mi ternura le ofreció.
Y que, por fin, mi siglo engreído,
en su grandeza material,
no me deslumbre hasta el olvido
de que soy barro y soy mortal.
La puedes encontrar completa la oración en
http://extractodelibros.blogspot.cl/2013/12/el-himno-cotidiano-gabriela-mistral.html
Vicente Corrotea